A ti mamá que me lees:
Veo lo cansada que estás. Veo tus ojitos como he visto los míos, sé que te privas de sueño y te estás preguntando si esas ojeras son permanentes.
Confía en mí cuando te digo: Eres muy hermosa.
Sé que te estás preguntando cómo le harás para pasar el día de mañana con tan pocas horas de sueño. También sé lo fuerte que eres y estoy segura que encontrarás la manera. Quiero que recuerdes que estoy muy orgullosa de ti, de todo tu esfuerzo y toda tu entrega hacia ese pedacito de amor que ahora se encuentra durmiendo entre tus brazos.
Quiero que también sepas que estoy pensando en ti cuando sientes que ya no puedes más, que el cansancio te esta ganando, cuando te escondes a soltar una lágrima o dos a puerta cerrada en el baño para que nadie te vea y que te cruza un “ya no puedo” por la mente. Pienso en ti en esos momentos cuando estás a oscuras alimentando a tu bebé en la mitad de la noche. Y quiero que sepas que te deseo una noche llena de amor, de abrazos, de caricias, de arrullos y dulzura que te llenarán completamente el corazón porque sé que te sientes vacía de energía.
“Las noches son largas pero los años son cortos” y pronto recordarás estas noches y créeme que desearás regresar a ellas por un momento, querrás cerrar tus ojos y recordar lo que es estar pegadita a tu bebé, olerlo y hacerse compañía ustedes solitos en esa madrugada, como si no existiera otra cosa en el mundo.
Te envío toda la fuerza, todo el apoyo y todos los "tú puedes, mamá" para que puedas alimentarlo una toma más, una noche más, un día más."
Escrito por: Dra. Rocío Lucero