Instalar al bebé en la habitación de los papás es parte esencial en la crianza. Ten en cuenta que el paso a la habitación propia es uno de los primeros sucesos en la independencia del bebé y suele ser más traumático para los papás que para él.
Algunos pediatras desalientan el cambio temprano. Los noventa días es el tiempo que se considera adecuado para la mudanza, máximo a los 6 meses. Si se posterga más la decisión, es probable que tu bebé se resista al cambio pues ya será mucho más consciente de lo que sucede.
Sacar al bebé de tu habitación no siempre resulta fácil. Es posible que al comienzo tu pequeño pase 2 o 3 noches intranquilo, pero piensa que cambiarlo a su cuarto es positivo para todos.
Recomendaciones
1. Los expertos en sueño recomiendan que los niños vayan a la cama entre 8 y 9 de la noche, ya que a esta hora se incrementa la producción de la hormona llamada vasotocina, que propicia el sueño.
2. Ponle un muñeco de peluche a su lado, debe ser uno especial para dormir pues al verlo lo asociará con la hora de dormir y ejercerá un efecto somnífero mayor. Evita dejarle más de uno.
3. Apaga la luz. Para que la oscuridad no sea total y se eviten sobresaltos innecesarios, pon un punto luminoso en un enchufe de su habitación o coloca una lámpara que emita luz y sonidos relajantes. Observando las figuras y escuchando la música se dormirá sin darse cuenta.
4. Deja entreabierta la puerta para que pueda oír de manera tenue los sonidos habituales que son propios de su ambiente y que reconoce, así no se sentirá solo: percibirlos cerca le dará seguridad y conciliará el sueño con facilidad.
5. Instala un monitor para escuchar su respiración, su llanto o sus llamados.
6. Si llora consuélalo sin sacarlo de la cuna. El bebé necesita entender la nueva rutina de sueño.
7. Asegúrate de que la temperatura de la habitación sea la adecuada, alrededor de 18°. No es recomendable usar mantas eléctricas o de piel, ni bolsas de agua caliente.
8. Para que estés más relajada y segura, acuéstalo de lado, elige un colchón liso y plano, coloca detrás de su espalda una almohada triangular de las recomendadas por seguridad para evitar el evento de “muerte súbita”.
9. Asegúrate de que entre barrote y barrote de la cuna no haya separación mayor de 7 cm para que su cabecita no se atore entre ellos, aleja de la cuna objetos peligrosos con los que pueda enredarse o golpearse.
10. Y, finalmente, para que él y tú duerman tranquilos, vístelo con pijamas enterizas por si se desarropa. Así tendrás la certeza de que está cómodo, seguro y calientico.
Tu confianza, tranquilidad y serenidad serán fundamentales en este paso. Recuerda que esto también es bienestar para tu bebé que ya está creciendo y demanda
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